La zona

Esta ruta transcurre a través del antiguo camino que unía los pueblos de Fornillos de Fermoselle y Pinilla de Fermoselle. Olvidado durante muchos años tras la construcción de la carretera asfaltada ha sido rehabilitado y señalizado para formar parte de la GR14. Caminaremos entre cortinas con paredes de piedra y pequeños valles surcados por regatos (riachuelos) todo ello rodeado de encinas, jaras y enebros. No es una ruta plana pero su dificultad es mínima, ideal para ir con los más pequeños o como calentamiento para caminatas mas largas.

Posiblemente una de las rutas más espectaculares de la zona media del Parque de Los Arribes del Duero, en especial los primeros 4 km que transcurren entre Pinilla de Fermoselle y el arroyo La Ribera. Este tramo se abre a uno de los grandes meandros del rio Duero y deja bajo sus pies dos olivares centenarios, El Olivar Nuevo y El Olivar Viejo.

Da la sensación de que caminamos a pocos metros del río y que Portugal está a tiro de piedra pero probad a lanzar una piedra y os daréis cuenta de la magnitud del cañon que el río ha ido escavando durante miles de años.

Desde las ventanas del salón de la casa rural podemos ver a lo lejos, en la montaña, la Ermita de San Miguel. Este es el destino de nuestra PR. Saldremos desde la propia casa y tomando dirección hacia las antigua escuela del pueblo, junto a las eras, partiremos en busca de la fuente del Barrero. Aquí podremos beber agua accionando la bomba manual de agua, el agua es potable. Si seguimos llegaremos a La Cruz y girando a la izquiera siguiendo el camino entre encinas, escobas y jaras llegaremos a la Ermita de San Miguel.

La ermita luce una preciosa campana traída desde Cantabría y fabricada de forma manual por el maestro campanero Abel Portilla, quien grabó la imagen del patrón del pueblo, San Miguel Arcángel, que también puede verse si nos asomamos por la minúscula ventana que tiene la ermita debajo del campanario.

Nosotros os proponemos hacer la ruta semi-circular, siguiendo a la vuelta las marcas rojas del mapa que comienzan en la propia Cruz que dejamos a la derecha en la ida y que sin pérdida nos dirigen de nuevo al pueblo.

Este paseo nos lleva desde el centro del pueblo a uno de los grandes miradores del parque, La Peña del Cura. Desde este enclave podemos ver el cañón del Duero y enfrente los viñedos portugueses bajando hasta rozar el río. Si los riachuelos bajan cargados se verán dos grandes cascadas, la Cascada de Las Gorbias y la Cascada de La Ribera. Es muy probable que en un día despejado veamos volar a grupos de buitres que anidan en las paredes de las gargantas del cañón así como la pareja de águilas reales o la pareja de águilas perdiceras, unos de los pocos ejemplares que sobreviven en España.

Ir desde CASA BALTASARA hasta el propio mirador de la Peña del Cura más que una ruta es un paseo ideal para hacer con niños o en bicicleta. A nosotros nos gusta alargarlo un poquito más y bajar hasta un roquedo granítico que nos ofrece unas increíbles vistas del meandro del río Duero. Pero si vais con niños o personas con movilidad reducida es mejor quedarse en la parte alta junto a los paneles informativos, sin duda un lugar precioso para disfrutar de día o de noche si hay luna llena.

Por último comentar que justo al llegar al aparcamiento de la Peña del Cura encontramos una fuente de piedra de agua potable. Y como anécdota, al lado de la fuente, hay un cartel informativo con varias fotos de gente del pueblo, entre ellas y junto a un olivo se encuentran Benjamín Rodríguez y Baltasara Laguno que precisamente esta última ha dado el nombre a nuestra vivienda rural CASA BALTASARA.